martes, 24 de marzo de 2009

Dobleces de la tecnología

Recibo un SMS ebrio, atropellado, que acaba con unos puntos suspensivos. Unos puntos interrogantes, que eso existe. Si estuviera yo también borracho sabría la respuesta a la cuestión implícita entre los ciento y pico balbuceantes caracteres. Pero como estoy sobrio, corrigiendo un texto que me gustaría entregar mañana, con un ojo en el reloj para irme a la cama no muy tarde, no tengo ni idea de cuál es la solución del pequeño enigma. Me sobra sobriedad y me falta nocturnidad, me temo.

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