Sale en el único foro que vale la pena de verdad, de forma espontánea o quizas no tanto (y cuidado: a raíz de las confesiones de un forero, ante los quinientos y pico asistentes nada menos, de su condición de negro bien pagao de uno de esos portentos de la novela histórica patria), la posibilidad de autoeditarse una colección de relatos en regimen colaborativo entre los foreros más hábiles. Y que medio conociéndolos, digo yo que habrá mucha teta, mucha violencia y mucho subgénero. Vamos, que no podía pintar mejor, aunque ya los veo oscilar entre la ambición de que me lean solo mis colegas (pero todos, ¿eh?) y la estupidez de que me lea todo el mundo, aunque todo el mundo esté plagado de gente que no se merece recibir un buen relato ni aunque se lo lea otro en voz alta. Se habla de un blog, que ya digo que conmigo no cuenten, porque leer más de treinta líneas en un monitor es una hazaña. Y digo lo obvio: que si tantas ganas hay, nos rasquemos el bolsillo y nos editemos un fanzine. Pero uno de los de antes, que huela a tinta profanada y a papel infecto, que cuando te lo lleves a casa te pese en la mochila. Que dejemos una huella, vamos, que debería ser lo obvio. No voy a empezar yo con que el papel es mejor que la pantalla, mírenme aquí haciendo justo lo contrario. Y la literatura es la literatura y puede salir en cualquier sitio, pero la infraliteratura, si es buena y es obscena, si es valiente e insultante, merece perdurar como los más grandes: con una cubierta con una tía medio en pelotas, una grapaza retorcida como si estuviera recién asesinada y una contraportada anunciando futuras valentías.
Y mientras, se me deniega una obscenidad a vuelta de SMS. Pero bien denegada: con un chiste y una promesa. O sea, que todo como siempre pero de mejor humor.
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