viernes, 20 de febrero de 2009

Addenda del día

Nunca seré capaz de llevar adelante un diario personal, repleto de vivencias, emociones, confesiones y rubores. Primero, porque me pierde el afán de hablar de lo que veo y escucho, algo que creo que me define mejor que cualquier auto-psicoanálisis de baratillo. Segundo, por ese necio pudor que me hace pensar que leerá todo esto, justo y por desgracia, quienes nunca se molestaron en fingir una mínima curiosidad por mis intríngulis cuando no hacía dietarios ni diarios, que ya no sé ni cómo llamar a esto. Y tercero, porque no querría parecerme ni que mis textos se parecieran a los de los enanos mentales de los que me río en público y en privado. Creo que con lo que escribo en mis otros blogs y papeles ya me distancio bastante de aquellos en quienes no quiero reflejarme. Sería terrible que con algo como este blog, pequeño, personal y prácticamente privado, cayera en el pecado que llevo esquivando, como quien dice, desde que me regalaron en mi Primera Comunión aquella mierda de libro sobre adolescentes que se enamoraban. Así que me disculparán si no desnudo mi alma, pero eso lo dejo para quienes creen que saben.

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