Debo estar chotado para andar mascullando sobre la posibilidad de abrirme otro blog que se sume a los ya presentes. Mi tiempo libre es tan escaso que me he tenido que sentar con papel y lápiz para decidir a qué momento del día le puedo robar unos minutos para conseguir esa actualización. Los he encontrado, los he apuntado, y ahora estoy modificando una plantilla de wordpress para empezar con ello en breve.
En lo que llevamos de año he perdido un trabajo y he abierto dos blogs. Podría considerarse un ejemplo paradigmático de causa y efecto, pero no es del todo así: este año, por ejemplo, he escrito muchos más guiones de forma semiprofesional (semicobrando, vamos), más los que he escrito de forma completamente remunerada, que en los últimos años. No es cuestión de ocio, más bien todo lo contrario: los ensayos y conciertos de Wicked Wanda cada vez son más frecuentes, y sería deseable que fueran a más, claro que sí. Cretina me pide que le enseñe unas nociones de bajo con la justificación más irresistible de todas: quiere aprender a hacer algo por el simple hecho de aprender. Me surge un trabajo que puede que me lleve a hacer con el cine lo que Xtreme me permitió hacer con los videojuegos. Un amigo me propone grabar una versión de Carlos Berlanga para un tributo amateur. Claro que sí. Ya empieza a ser hora de pensar en el volumen 3 de Mondo Píxel y carambolas, ese guión de tebeo que andaba por aqui parece que empieza a respirar de forma deliciosamente entrecortada. Es decir, ni me sobra el tiempo ni tengo la menor intención de que me sobre. Es estupendo que así sea.
Y me abro un blog nuevo. Un blog cuya principal peculiaridad es su asfixiante periodicidad, de habitualidad extrema. Pero me apetece seguir contando cosas y seguir clarificando esquemas a golpe de teclado. Aunque, joder, este ritmo acabará conmigo.
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1 comentario:
"Me surge un trabajo que puede que me lleve a hacer con el cine lo que Xtreme me permitió hacer con los videojuegos."
Esa frase, en un momento de mierda como el que estoy ahora, me ha provocado una sonrisa y un escalofrío de placer.
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