lunes, 3 de agosto de 2009
Ascensorismo
Estoy aprendiendo a barajar naipes de tal manera que la carta que yo quiero siempre quede arriba. Cuando pienso en ello, no me sale, o se me ve la intención, o se me destapa el truco. Cuando pienso en otra cosa, cuando me olvido de las manos, se me despista que era un truco y, plop, la carta deseada aparece en lo alto del mazo. Llevo la baraja encima y cuando veo una película o le hago carantoñas a Fulci, barajo, pienso en la carta, y la carta no aparece, pero cuando me olvido de ella, plop. Como una ex diseñada por Heraclio Fournier. La carta tiene truco, por supuesto, la baraja es falsa y le habla al barajante. Más adelante, en Juegos de Manos II, ya enseñan como hacerlo sin trampear la baraja. Con una baraja recién salida de fabrica. De una fábrica que no las marque, digo. Para entonces, supongo, la mente ha aprendido a no pensar nunca en la carta, y la carta aparece siempre arriba. Cuanto menos piensas en ella, más plop. Es tan metafórico que da hasta rabia ponerlo por escrito.
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1 comentario:
Tenía usted un poco abandonado este blog, me alegro de que haya vuelto porque es simplemente cojonudo, sin mariconadas.
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